Se puede definir como aquel que dura más de 3 meses desde el episodio desencadenante, que persiste tras remitir su causa y/o que se repite de forma continuada en el tiempo. Ante esta situación, la persona que lo sufre suele reaccionar con conductas de evitación que, además de no solucionar el problema, acaban provocando una mayor pérdida de la función y un desacondicionamiento físico generalizado.
El primer objetivo será lograr que el paciente venza su temor al movimiento; para ello, elaboraremos – de forma consensuada – el procedimiento a seguir, que progresivamente establezca la consecución de pequeñas metas, mejorando poco a poco su independencia y calidad de vida.
El resultado final que trataremos de alcanzar será, no sólo aliviar el dolor, si no también lograr una persona empoderada, convirtiendo la herramienta principal del tratamiento (el ejercicio físico prescrito por un sanitario) en una parte de su nuevo estilo de vida, más saludable tanto física como mentalmente.