Este diagnóstico, que a casi nadie le gusta escuchar, es el más común entre los daños estructurales en la columna lumbar. En algunas ocasiones serán causa principal de dolor y en otras muchas tendrán poco o nada que ver. A continuación, trataré de exponer brevemente las diferencias que existen entre ellas y cómo pueden verse implicadas en la sintomatología de los pacientes que la padecen, para finalizar con una serie de recomendaciones a la hora de manejar este tipo de situaciones.
Definición y tipos de Hernias discales
Las hernias discales se producen cuando el anillo fibroso que rodea al núcleo pulposo del disco intervertebral comienza a deformarse o romperse, por lo general tras una degeneración progresiva del mismo, y el saliendo el material gelatinoso del núcleo hacia fuera. Lo más habitual es que ocurra entre los 30 y 50 años de edad, es más común en hombres y la zona más afectada con diferencia es L4-L5 y L5-S1. En función del grado de rotura y la cantidad de material desplazado tendremos tres niveles:
Protusión: se trata de un abombamiento o deformación en el que la mayor parte del núcleo se mantiene en su posición anatómica
Extrusión: rotura completa del anillo y salida de más de la mitad del material hacia fuera
Extrusión con secuestración: salida completa del núcleo y desplazamiento hacia los segmentos vertebrales adyacentes (arriba o abajo)
Además, podremos diferenciarlas entre anteriores (muy raras y casi siempre asintomáticas) y posteriores, que al mismo tiempo se diferencian en centrales y foraminales. Estas últimas, son las que pueden afectar a la salida de la raíz nerviosa y las que más sintomatología van a dar.
¿Son las hernias la causa de mi dolor?
Una vez que tenemos más o menos claro lo que es una hernia y los distintos tipos existentes, llega la parte que mucha gente no conoce y que puede resultar sorprendente, ¿cuándo una hernia produce dolor?
El 85 % de las hernias son asintomáticas (la mayoría de la gente con hernias no lo sabe).
El 13-14 % se solucionan de forma conservadora.
Solamente entre el 1 y el 2% de los casos, en función del estudio consultado, necesitan tratamiento invasivo.
Entre las sintomáticas (el 15 %), la forma de aparición que muchos pacientes refieren es un movimiento en particular, que no siempre tiene por qué ser intenso, pero que en muchas ocasiones se asocia a coger un peso alejado de nuestro centro de masas sin que nuestra musculatura esté preparada para generar esa tensión. A veces incluso se nota un pequeño click, que en el momento puede no dar dolor, pero unas horas o incluso días después este aparece en la espalda o sobre todo hacia la pierna.
Síntomas característicos
Una prueba muy sencilla, que tiene una altísima sensibilidad a la hora de saber si tengo una hernia sintomática, sería la aparición de dolor cuando elevamos la pierna contraria en posición de slump (imagen de abajo) o tumbados hacia arriba.
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¿Qué puedo hacer en caso de tener dolor causado por una o varias hernias?
¿Natación para el dolor de espalda?
El dolor de espalda depende más de que la dosificación del ejercicio se haga de forma personalizada que de la modalidad elegida. A partir de aquí, la natación tiene sus pros y sus contras, que resumiremos de la siguiente forma:
La parte positiva es que es una actividad con la que es muy difícil sobrepasar los “límites” de carga que tiene la columna vertebral, por lo que es muy poco lesiva para esta estructura
La parte negativa viene a raíz de lo que acabamos de señalar, pues su efectividad a la hora de mejorar la fuerza y la capacidad de adaptarse a las actividades del día a día (levantar o mover un peso por ejemplo) es muy escasa. Además, al no existir ningún impacto no se está estimulando nada el sistema óseo, lo cual a partir de ciertas edades y fundamentalmente en mujeres es una opción poco interesante.
Teniendo esto en cuenta, se podría decir que se trata de una actividad muy segura pero no muy eficiente, por lo que sería una buena opción como complemento, pero como estrategia única o principal se quedaría un poco coja.
Por lo tanto, a la hora de escoger el tipo de ejercicio que queremos realizar, deberemos de buscar: que el estímulo no genere dolor, pero que tampoco sea insuficiente; que esté dirigido, o por lo menos pautado, por un profesional y que nos guste hacerlo, pues si nos resulta desagradable inevitablemente lo acabaremos dejando.
BIBLIOGRAFÍA
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